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listo!
¡Bienaventurados, sonrientes, esperanzados y atronadoramente dichosos momentos esté soportando usté, amable y diligente leyente/oyente de cada semana!
Llamamos nuevamente vuestra personal atención una vez más para haceros entrega, contante y sonante (más sonante que contante, pero en fin), del esquicio más nuevecito de este sacrosanto entremés semanal hartamente conocido como Nosotros… y los Medios, que lleva ya en su haber más de trescientas ediciones y que le ha otorgado a este el nada despreciable número 307.
¿Y qué tenemos por aquí?
Pues cantidad de pirotécnicas declaraciones, posturas, reflexiones malhabidas e ignominias rastreras de todo tipo y factor a cargo de nuestros adalides del desastre cotidiano, de nuestros más encumbrados personeros de la falsía y la impostación, de nuestros más peligrosos ejemplares de la alevosía inaudita, la impunidad comunicacional y el libelo organizado: Los Periodistas Independientes (bueno: así se autodenominan, qué quiere que le hagamos) y algún que otro empleado de ellos.
Encontrará así usté, en esta preciosa edición, desde las cumbres del resentimiento hasta los delirios del vilipendio gratuito (o tal vez no), desde el blandir desembozado de recientes imperceptibles estafas hasta la confesión más flagrante de la oquedad de futuros posibles.
Si a eso le sumamos el ingenio, la versatilidad artística, el talento arrollador y la profundidad analítica incomparable de nuestro conductores habituales, estamos hablando de un programa, francamente, de la HOSTIA.
(lástima que…)
Pero bueh: he aquí lo que hay. Cúchelo, si es tan audaz.
¡Bienaventurados, sonrientes, esperanzados y atronadoramente dichosos momentos esté soportando usté, amable y diligente leyente/oyente de cada semana!
Llamamos nuevamente vuestra personal atención una vez más para haceros entrega, contante y sonante (más sonante que contante, pero en fin), del esquicio más nuevecito de este sacrosanto entremés semanal hartamente conocido como Nosotros… y los Medios, que lleva ya en su haber más de trescientas ediciones y que le ha otorgado a este el nada despreciable número 307.
¿Y qué tenemos por aquí?
Pues cantidad de pirotécnicas declaraciones, posturas, reflexiones malhabidas e ignominias rastreras de todo tipo y factor a cargo de nuestros adalides del desastre cotidiano, de nuestros más encumbrados personeros de la falsía y la impostación, de nuestros más peligrosos ejemplares de la alevosía inaudita, la impunidad comunicacional y el libelo organizado: Los Periodistas Independientes (bueno: así se autodenominan, qué quiere que le hagamos) y algún que otro empleado de ellos.
Encontrará así usté, en esta preciosa edición, desde las cumbres del resentimiento hasta los delirios del vilipendio gratuito (o tal vez no), desde el blandir desembozado de recientes imperceptibles estafas hasta la confesión más flagrante de la oquedad de futuros posibles.
Si a eso le sumamos el ingenio, la versatilidad artística, el talento arrollador y la profundidad analítica incomparable de nuestro conductores habituales, estamos hablando de un programa, francamente, de la HOSTIA.
(lástima que…)
Pero bueh: he aquí lo que hay. Cúchelo, si es tan audaz.
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